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Agricultura
HISTORIA
Las nuevas civilizaciones agrícolas - 5ª parte
Egipto (continuación)
Economía
gipto disponía de valiosos recursos naturales, tales como canteras y minas de oro, cobre y piedras preciosas pero, a causa de las dificultades para extraerlas, la principal riqueza tangible residía en su agricultura. Los cultivos preferentes eran trigo y cebada, pero también eran muy comunes los de olivo, vid, y lino.
Las tierras pertenecían al faraón, y los campesinos, que al igual que los artesanos eran considerados sus siervos (no esclavos), trabajaban las tierras y entregaban a su rey la mayor parte de las cosechas; una mínima parte quedaban en su poder a modo de salario. Los campesinos tenían sus propios hogares pero pertenecían a la tierra, eso significaba que si la tierra cambiaba de dueño, ellos también.Los impuestos que los agricultores (al igual que los artesanos) debían satisfacer al faraón, a los sacerdotes o funcionarios de alto poder económico, era muy severo, e incluso debían trabajar obligadamente para ellos sin remuneración alguna durante determinados días al año.
Relieve de la tumba de Nefer Sakkara donde se escenifican una serie de labores agrícolas, con aperos muy rudimentarios
Es curioso que durante gran parte de las dinastías (hasta la dinastía XVII) Egipto no disponía de un ejército formado como tal, ya que la gran parte de la población se dedicaba a la agricultura; cuando era necesario un reclutamiento sólo podía hacerse después de la recogida de la cosecha. A partir de la dinastía XVIII se formó un ejército permanente, pero integrado por asiáticos y rubios.
Escena de la vendimia en el Egipto de la XVIII dinastía. Pintura de la tumba de Najt. Tebas
En esta reproducción encontrada en la tumba de Senn Nedjem se puede observar el sistema de arado egipcio
Los artículos más importados por Egipto eran sobre todo aquellos necesarios para la construcción de barcos, como determinadas maderas duras, y también todo lo relacionado con el culto (plata, marfil, incienso...). El mercado de esclavos también era muy importante, pero con escaso valor económico, ya que los cautivos pertenecían al faraón y raramente eran propiedad de particulares; se abastecían de ellos en Nubia, entre el mar Rojo y el desierto de Libia.